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El radón, una amenaza invisible por José Miguel Luna

José Miguel Luna

Responsable de Desarrollo del Grupo Enerdex

Un poco de historia
Para mucha gente el nombre de radón, sobre todo para los más mayores, es solo un lejano recuerdo de las clases de química cuando aprendíamos de memoria los elementos de la tabla del sistema periódico, y llegábamos por fin al último elemento de la última columna, los gases nobles: …xenon, kripton y…. (Por cierto, hoy en día hay uno más, el Oganesón)…
Aunque no nos demos cuenta debido a que es un gas radioactivo inodoro e incoloro, el radón lleva conviviendo con nosotros de forma natural desde siempre. Se presenta en la naturaleza en forma de tres isotopos(1), el radón-222, el radón-220 y el radón-219 en función del origen de su cadena de desintegración radioactiva. Es decir, el uranio-238, el torio-232 y el uranio-235, y así reciben sus nombres: al radón-222, protagonista de este artículo, en adelante siempre ya radón, al radón-220, torón, y al radón-219, actinón. Esta convivencia se produce por dos motivos: porque el uranio-238 es el isotopo del uranio más abundante en la tierra, casi el 99% y está repartido por toda la corteza terrestre de forma más o menos homogénea a razón de 2 a 4 ppm, y la más importante, debido a su periodo de semidesintegración. Es decir, el tiempo que tiene que transcurrir para que el número de átomos radiactivos se reduzca a la mitad. Mientras que los dos últimos, el torón y actinón, apenas llegan al minuto, el del radón, (recordemos radón-222), es de 3,82 días.

Laboratorio de Análisis de Radiaciones de la Universidad de Santiago de Compostela: 
http://igfae.usc.es/lar/index.php/14-spanish/21-el-radon [1]

¿Por qué es peligroso, debemos preocuparnos?
Todos los seres vivos nos encontramos sometidos a ciertas dosis de radiación ionizante(2) de forma natural que somos capaces de soportar: rayos cósmicos, alimentos, los propios materiales de la tierra y por su puesto el radón. Como hemos visto, es un elemento que forma parte de la cadena de desintegración radioactiva del uranio-238, (esta cadena está compuesta por 15 elementos, desde el uranio-238 hasta el plomo-206, considerado ya estable) y como tal, todos sus elementos emiten cierto tipo de radiación ionizante. El peligro específico del radón es que es el único elemento de esta cadena que es gaseoso. Este hecho, unido a su periodo de semidesintegración de 3,82 días, hace que tenga el tiempo suficiente para poder llegar a ser inhalado y por tanto alcanzar las partes más profundas de nuestro tejido pulmonar, y una vez ahí, siguiendo su proceso de desintegración, quedar depositados otros elementos de su progenie, esta vez sólidos, como el polonio-218, el plomo-214, el bismuto-214 o el polonio-214 entre otros. Todas ellos tienen distintos periodos de semidesintegración, algunos de años, y aunque nuestro sistema inmunológico, con el tiempo, puede ir eliminándolos, la radiación emitida por éstos puede llegar a afectar al tejido pulmonar circundante a nivel celular.

Laboratorio de Análisis de Radiaciones de la Universidad de Santiago de Compostela: 
http://igfae.usc.es/lar/index.php/14-spanish/21-el-radon [1]

Como vemos, existe un potencial peligro en la inhalación de radón, pero como todo en la vida dependerá de la intensidad de la fuente, (en este caso la concentración de radón inhalado), el tiempo de exposición y por su puesto los antecedentes personales de cada uno.
Los efectos de la radiación ionizante en el organismo se miden en Sievert, y la concentración de radón en Bq/m3 (Bequelerios/m3). La dosis media para la población española está estimada en 3,7 mSv (miliSievert) cada año, de los cuales 2,4 mSv (Valor medio mundial) se debe a radiación natural y el resto a actividad humana como pruebas médicas y otras. De toda esta radiación natural se estima que el radón es el responsable de más del 40%. Como referencia, la Unión Europea tiene determinado que los trabajadores expuestos profesionalmente a radiación ionizante de diversas fuentes, médicos, radiólogos, etc. no deberían recibir una dosis superior a 100mSv acumulados en 5 años, y en ningún caso sobrepasar los 50 mSv en un solo año. Por tanto la dosis tolerable se encontraría entorno a los 20mSv/año para dicho grupo.
En ambientes domésticos, debido al número de horas que pasamos en una casa, 300Bq/m3 equivaldrían a unos 5,2 mSv/año. (como dato, una dosis de 5.000mSv se considera letal para la mitad de una población expuesta en un mes).

¿Qué dicen los expertos?
En 2015 la OMS publicó el documento “Manual de la OMS sobre el radón en interiores. Una perspectiva de Salud Pública”. En él se instaba a que a que cada país estableciera un programa nacional sobre el radón consistente, por una parte, en un estudio previo que permitiera disponer de una distribución geográfica representativa de las concentraciones de radón en su territorio, y de otra, que se estimara el grado de riesgo que la exposición al radón en las viviendas pudiera plantear para la población o su patrón de exposición, todo ello con el fin de determinar un nivel de referencia nacional. Es decir, “la concentración de radón por encima de la cual un país exige o recomienda vivamente la aplicación de medidas correctivas”.
Aquí viene lo importante: Con todas estas consideraciones, el informe, señalaba en una de sus conclusiones clave que: “para limitar el riesgo individual, se recomienda establecer un nivel de referencia nacional de 100 Bq/m3. En los casos en que no sea posible, el nivel seleccionado no debería superar los 300 Bq/m3”. “los investigadores hallaron una asociación estadísticamente significativa entre la concentración de radón y el cáncer de pulmón, incluso cuando el análisis se restringió a las personas cuyos hogares registrasen concentraciones medidas de radón inferiores a 200 Bq/m3. El riesgo de cáncer de pulmón fue un 20% superior (IC95: 3-30%) para las personas expuestas a concentraciones medidas de radón de 100-199 Bq/m3 (media: 136 Bq/m3) con respecto a las expuestas a concentraciones medidas de radón inferiores a 100 Bq/m3 (media: 52 Bq/m3).” El riesgo en fumadores se estimaba que se incrementaba 25 veces frente a los no fumadores.
Toda esta situación hizo que la OMS, a través de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, incluyera en 1988 al radón como sustancia cancerígena para los humanos en el GRUPO UNO (3). Es más, esta organización lo considera la segunda causa de cáncer de pulmón por detrás del tabaco.

¿Tengo radón en casa?
Como hemos visto el uranio-238 se encuentra repartido por toda la corteza terrestre, pero en determinadas rocas se encuentra en proporciones superiores a la media. Tal es el caso del granito que llega a tener hasta 5ppm. El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) publicó en 2013 un Mapa predictivo de exposición al radón en España donde se identificó las zonas o regiones geográficas con mayor probabilidad de albergar viviendas que pudieran presentar concentraciones elevadas y donde se puede consultar esta información.
El radón se libera a la atmósfera por procesos de emanación(4) y exhalación(5) pero la cantidad final está influenciada por fenómenos como el viento; la lluvia; la presión atmosférica; la humedad relativa o la altura con respecto al suelo. Es por ello que los expertos aconsejan realizar mediciones con periodos largos, (un año como mínimo) para poder tener en cuenta todos los efectos estacionales en la ubicación de la medida. Por cierto, un dato importante. El radón es unas 8 veces más pesado que el aire, por lo tanto las mediciones deberemos hacerlos en los sótanos y partes bajas de los edificios en contacto con el terreno.

¿Qué dice el CTE?
Como muchos sabrán en diciembre de 2019 se aprobó la modificación del CTE incluyendo una nueva sección, la DBHS6, Protección frente a la exposición al radón, la cual trata específicamente este tema.
Lo primero indica que “Para limitar el riesgo de exposición de los usuarios a concentraciones inadecuadas de radón procedente del terreno en el interior de los locales habitables, se establece un nivel de referencia para el promedio anual de concentración de radón en el interior de los mismos de 300 Bq/m3.”
Para ello, su ámbito de aplicación está referido exclusivamente a las localidades que se encuentran enumeradas en el apéndice B (términos municipales potencialmente sensibles a este problema, distinguiendo zona I y zona II) y en los casos de edificios de nueva construcción e intervenciones en edificios existentes. Importante, no será de aplicación en locales no habitables por ser recintos con bajo tiempo de permanencia y en los locales habitables que se encuentren separados de forma efectiva del terreno a través de espacios abiertos intermedios donde el nivel de ventilación sea análogo al ambiente exterior.
En los casos de aplicación, se establece que los municipios de la zona I dispongan de una barrera de protección entre el terreno y los locales habitables del edificio y en los municipios de la zona II, además de esta barrera, un sistema adicional que puede ser un espacio de contención ventilado o un sistema de despresurización del terreno. Esto último consiste en una red de elementos de captación formados por tubos perforados o arquetas colocados en una capa de relleno granular que favorezca la circulación del aire bajo el edifico y conectado todo ello a un conducto de extracción al exterior con un sistema de extracción mecánica.
El proyecto que se redacte deberá definir y justificar las características técnicas mínimas que deben reunir los productos, las condiciones de ejecución de cada unidad de obra y las verificaciones o controles que garanticen el cumplimiento de este DB. Por último también hace mención a la necesidad de conservación y mantenimiento de los elementos.

Conclusión
Al final y como consecuencia de nuestro estilo de vida, las sociedades industrializadas terminan pasando la mayor parte de su vida viviendo, trabajando y pasando su tiempo de ocio en espacios cerrados. Estamos viendo que la calidad del aire de estos ambientes es esencial más allá del confort térmico, temperatura y por supuesto humedad. El radón puede llegar a ser un problema de salud importante en exposiciones prolongadas, (los estudios comentados contemplaban periodos de exposición entre 5 y 35 años) pero cuidado, no lo es menos la exposición a los COV(6) o a los bioaerosoles.
Dicen que somos lo que comemos, pero también podemos añadir que somos lo que respiramos y una adecuada concienciación (=ventilación), tanto en los entornos de trabajo como en nuestras propias casas sobre su importancia, puede ser clave para disfrutar de una buena y larga calidad de vida.

Notas aclaratorias:

(1) Isótopo: Cada uno de los elementos químicos que poseen el mismo número de protones y distinto número de neutrones. (RAE)
(2) Radiación ionizante: Tipo de radiación de alta energía que tiene suficiente energía como para eliminar un electrón (partícula negativa) de un átomo o molécula y causar su ionización. La radiación ionizante produce cambios químicos en las células y daña el ADN.(Instituto Nacional del Cáncer(NCI))
(3) GRUPO UNO: Esta categoría se aplica siempre que hay pruebas suficientes de carcinogenicidad en seres humanos. Además, esta categoría puede aplicarse cuando existen pruebas sólidas en humanos expuestos que el agente presenta características clave de carcinógenos y pruebas suficientes de carcinogenicidad en animales de experimentación.
(4) Emanación: Movimiento del gas entre los poros del terreno hasta llegar a la superficie.
(5) Exhalación: La cantidad de gas que deja escapar el terreno finalmente.
(6) COV: Compuestos Orgánicos Volátiles.

Bibliografía:
CONSEJO DE SEGURIDAD NUCLEAR. El Mapa predictivo de exposición al radón en España. Madrid: CSN 2013. (Colección Informes Técnicos 38.2013) (Referencia INT-04.31)
CONSEJO DE SEGURIDAD NUCLEAR. Protección frente a la inmisión de gas radón en edificios. Madrid: CSN 2010. (Colección Informes Técnicos 24.210) (Referencia INT-04.20)
ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD. Manual de la OMS sobre el radón en interiores. Una perspectiva de salud pública. 2015. ISBN 978 92 4 354767 1.